L
luis
Invitado
Ir a Andorra es caer en una trampa. Son antipáticos y ladrones, especialmente si no hablas catalán. Fui a esquiar a Pal, alquilé unas tablas durante una semana en la tienda que está en el acceso principal a la estación, en frente de donde se venden los forfaits. Estas tablas las dejé mientras comía en la puerta de la tienda en los soportes que a tal efecto hay. A la vuelta descubrí que me las habían robado. La tienda quiso cobrármelas a un precio astronómico y decidí aguantar un par de días alquilando otras nuevas dado que mi estancia era de una semana. Al poco descubrí que fueron los mismos de la tienda quienes me las habían robado para sacarme la pasta. Como esto todo en ese país. Si habláis algo de catalán notaréis la diferencia en el trato que dispensan a los catalanes, al resto hay que robarle la pasta y tratarlo con desprecio. NUNCA VOLVERÉ.