Las amistades van y vienen. Pero, ¿qué es la verdadera amistad? Para mí, la verdadera amistad es cuando se va pero luego vuelve. Piensa en un mejor amigo del instituto que se mudó a otro país o estado para estudiar. Intentáis mantener la misma relación llamándoos regularmente, poniéndoos en contacto por whatsapp y siguiéndoos mutuamente en Facebook o Instagram.
Pero, poco a poco, notas que la comunicación es cada vez menor. Y a medida que pasa el tiempo, te das cuenta de que no sabes mucho de esa otra persona a la que solías llamar tu mejor amiga. Después de un año sin estar en la vida del otro, os reencontráis y de repente todo parece como antes. No hay animosidad, no hay desconocimiento, sólo sentimientos de comodidad al escuchar al otro reír y compartir historias. Eso es para mí la verdadera amistad. Pero, ¿Qué se necesita realmente para ser un gran amigo?
1. Reconoces que las personas necesitan espacio para crecer.
Todos cambiamos y el destino de dos personas no es el mismo. Crecemos con vivencias diferentes y recorremos muchos caminos distintos. Y aunque los caminos se separen, pueden volver a encontrarse; cuando esos caminos se encuentran, no guardas rencor a la otra persona por haberse alejado. Lo aprecias y reconoces que esa nueva persona puede haber resultado ser mejor persona que antes.
2. Todo es natural.
Al igual que en una relación romántica, las amistades tienen que ser naturales. Cuando estás con un buen amigo, no sientes la necesidad de elaborar un plan sobre de qué hablar. No te sientes incómodo en los momentos de silencio. Puedes ser tú mismo y la otra persona saca tu lado positivo.
3. Vuestra amistad resiste el paso del tiempo.
Probablemente os hayáis casado y la otra persona haya decidido estudiar un posgrado. En el tercer cumpleaños de tu hijo, tu amiga viene y lo celebra con toda tu familia. Y cuando tu amigo se casó, te eligieron para ser testigo. Esto significa que las verdaderas amistades pasan por varias etapas diferentes en nuestras vidas.
4. Piensas en la otra persona y esperas que todo le vaya bien.
Puede que estés muy ocupado con el trabajo después de haberte mudado a otra ciudad. Pero entre esos momentos, te vienen a la cabeza pensamientos sobre tu amigo y deseas que todo le vaya bien. Llamas o envías un mensaje para asegurarte de que todo va bien.
5. Mantén las líneas abiertas.
Nadie está demasiado ocupado para hablar con un buen amigo. Tanto si estás en el metro o haciendo cola en el supermercado con tu bebé llorando a cuestas, puedes contestar a su llamada o devolver la llamada a tu amigo. O enviar un whatsapp. La tecnología facilita la comunicación. Al fin y al cabo, cuando necesites ayuda o alguien con quien hablar, te tocará hacer una llamada.
6. Compartes
Información, tiempo, una llamada o una foto. No importa lo que compartas, lo que importa es que lo hagas. Si la otra persona está en paro y ves una oferta de empleo, le pasas la información. No te reprimes si sabes que puede ayudarle. O si sabes que le gustará o lo disfrutará. Compartes sin esperar nada a cambio.
Hay muchas otras formas de ser un gran amigo. Al final, serán las personas que estén ahí para escucharnos, cogernos de la mano cuando estemos perdidos y apreciarnos como personas. Y para ser un gran amigo, tenemos que hacer lo mismo a cambio.