Hemos oído muchas veces que el camino se hace andando. Pero además, la clave es dar esos pequeños pasos en la misma dirección y con consistencia. Construir un gran hábito que cambie nuestra vida es difícil y es difícil porque mantener la voluntad durante el tiempo suficiente para ver el cambio es duro.
Pero, ¿y si nos creamos un pequeño hábito? Eso es factible. BJ Fogg, director del Laboratorio de Tecnología Persuasiva en Stanford, ha hecho extensas investigaciones sobre este mismo tema. El método Fogg utiliza la eficacia de pequeños hábitos específicos para crear grandes cambios en el comportamiento.
Aquí tienes 20 pequeños hábitos que podrías poner en práctica en tu día a día. Si los practicas con regularidad, pueden cambiar tu nivel de energía, tu condición física, tus relaciones, tu trabajo, tu entorno … de una manera sorprendente.
1.- Pequeños hábitos para una mejor salud física
1.- Bebe un vaso de agua nada más levantarte. A menudo no tenemos suficiente agua en nuestro organismo y estamos tan liados en el trabajo que no prestamos atención al tema. Ten una botella con agua siempre a tu alcance.
2.- Aparca lo más lejos posible de la puerta. Combate los efectos de nuestro estilo de vida sedentario con caminar. De hecho, algo tan simple como un paseo más largo desde el coche a la puerta de tu casa puede contrarrestar los efectos de largas horas sentado frente a un ordenador.
3.- Come fruta o verdura en cada comida. Una ensalada verde, una nectarina, unas zanahorias, pepino… Dejarás de consumir calorías vacías y aportarás a tu organismo más fibra y conseguirás además perder peso, retener energía y disminuir el hambre.
4.- Levántate y estira cada hora. Estar sentado durante largos períodos de tiempo es una mala costumbre para el cuerpo y para el cerebro. Necesitamos un descanso mental y físico, y esto se puede hacer sin ser un problema. Simplemente detente cada hora, usa la alarma de tu reloj. Levántate estés donde estés, mueve la cabeza, respira profundamente, tócate los dedos del pie o balancea los hombros.
5.- Come nueces. Algo rico en proteínas ayuda a combatir el hambre, así como evita las ganas de picar. Consumir un poco más de proteína hace trabajar más al metabolismo y desarrolla también nuestros músculo.
2.- Pequeños hábitos para una mejor salud mental
1. Haz preguntas abiertas. Aprende a preguntar para sacar más. Evita hacer preguntas que puedan ser contestadas con un simple Sí o No. Por ejemplo, “¿Qué piensas acerca de …?”, “¿Cómo …?” O “¿Cuál es tu punto de vista sobre…?” Escucha las respuestas con la actitud de que quieres aprender. Tener la mente abierta e iniciar conversaciones más profundas te ayudará a relacionarte con otros, cultivar la empatía, mantener tus problemas en perspectiva, hacer nuevos amigos y aprender nuevas formas de ser más realista en la vida. Imagina todo lo que que puedes aprender en cinco o diez años si tienes una de estas conversaciones a la semana.
2.- Ten a mano algo con lo que dibujar. No fuerces el momento para dibujar hazlo cuando lo sientas y dale rienda suelta a tu imaginación.
3.- Siéntate en silencio durante unos minutos todos los días. Esto no significa praticar meditación. No se trata de sentarse con las piernas cruzadas. No tienes que cerrar los ojos. No es un tema ZEN. Deja que tu cerebro deje volar y no digas ni haga nadas. Simplemente siéntate cómodamente y respira tranquilamente unos minutos.
4.- Anota todo en tu mente durante unos minutos al final del día. Ten un cuaderno en la mesita de noche y date unos minutos para escribir todo lo que está en tu mente antes de irte a dormir. Escríbelo de cualquier manera, ponlo todo, en cualquier orden. No tiene por queé tener sentido, ni siquiera para ti. Los estudios demuestran que este tipo de escritura puede reducir la ansiedad y la depresión. Alternativa: utiliza la grabadora de voz del móvil y habla durante unos minutos.
5.- Repítete a ti mismo un mantra personal para cuando las cosas se ponen feas. Haz algo para recordar qué te calma y te recuerda las cosas importantes de la vida. Ejemplo: Soy más fuerte de lo que pienso. Puedo aprender lo que necesito aprender cuando necesito aprenderlo…
3.- Pequeños hábitos para mejorar la productividad y el trabajo
1.- Intenta ser tu propio héroe. Cuando te enfrentas a una situación comprometedora, a un proyecto difícil, a un nuevo salto en tu carrera, a una reunión importante, piensa en un héroe de tu industria o de tu carrera. Luego pregúntate qué haría esa persona en tu situación. ¿Cómo lo haría? ¿Estaría intimidado? ¿Acobardado? ¿O seguro y tranquilo? Ahora imagínate a ti mismo haciendo exactamente lo que crees que harías. Esto te ayudará a aclararte sobre las acciones correctas que debes tomar.
2.- Échale un vistazo a tu escritorio todos los días antes de salir del trabajo. Basta con cinco minutos. Dibuja con viñetas todo lo que has conseguido y lo que no has conseguido y lo que te detuvo a conseguirlo. No te culpes de tus fracasos, solo observa y si puedes, ponte en la pista de lo que te hizo fracasar. Y anota cuánto lograste. Este tipo de revisión es una forma de ayudar a tu cerebro a concentrarse en lo positivo (logré algo hoy) y te ayudará a ser más consciente de las cosas que tienden a distraerte en el trabajo.
3.- Desactive todas las notificaciones de tu móvil/PC un buen rato todos los días. Nuestro cerebro no es ningún experto en cambiar de una tarea a otra. El solo ding de una notificación de correo electrónico o whatsapp, incluso si se trata de algo completamente sin importancia, puede hacerte perder hasta el 40% del tiempo del trabajo. ¿Realmente vale la pena? Así que hazte a ti mismo y a tu carrera un favor y pon en silencio todos los avisos durante 2 – 4 horas.
4.- Responde a todas las invitaciones y oportunidades con un “Miraré mi agenda”. Párate pensar antes de dar un sí o no. Revisa tus prioridades y determina que merece la pena y qué no.
5.- Dedica 5 minutos diarios al día a pensar sobre tus futuras metas profesionales. Visualizarse a sí mismo dando los pasos que vas a tomar para alcanzar tu objetivo final puede ayudarte a alcanzar tus metas.
4.- Pequeños hábitos para mejorar las relaciones
1. Llama o envía un mensaje a un amigo o a un familiar cada día. Permanecer en contacto con nuestro entorno nunca ha sido tan fácil. Dedica unos minutos a tus seres queridos.
2.- Escribe una nota de agradecimiento al día. Incluso para ti mismo, de agradecimiento a alguien que ha pasado pero impactado tu vida y diles todas las cosas que te sientes y no eres capaz de decirle a la cara. O escribe una nota de agradecimiento a alguien que es o fue parte de tu vida. Cultivar la gratitud ayuda a disminuir el miedo en la vida.
3.- Antes de acostarte, termina el día a con una palabra de agradecimiento o alentadora. Este es un simple tipo de hábito que puede hacer o romper una relación de por vida. Antes de dormirte, dile a tu pareja lo que las valoras. Un simple: “Me encanta estar contigo”, o “Gracias por estar siempre ahí” da vida a las relaciones. Suena cursi pero no lo es.
4.- Haz una pausa antes de responder. Escucha bien y date tiempo para pensar la respuesta en dicha pausa y no mientras la otra persona está hablando. Esto no sólo demuestra que valoras lo que la otra persona te está diciendo (que comunica la aceptación y el respeto) sino que te da tiempo para pensar sobre su actitud y sus palabras. En una situación de alta tensión o una conversación estresante, una simple pausa de cinco segundos podría ser lo que te impide explotar y arruinar una relación que valoras.
5.- Date un tiempo de relax. La vida pasa. Vas a quemarte cuando te sientes estresado, frustrado, enfadado o impaciente. Eso está bien, porque si puedes tomarte un tiempo para ver las cosas desde otra perspectiva, te ayudarán a sentirte mejor. A veces, basta con bajar a la calle y darse una vuelta.
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