Tener enemigos o haters es parte de la vida. El odio se presenta en gran variedad de formas y puede provenir de amigos, familiares, compañeros de trabajo, compañeros de clase, socios e incluso trolls aleatorios de Internet.
Los que odian son el lado feo del éxito. Si has tenido tu momento de gloria (aunque sea muy puntual), has sufrido el odio. Si eres inteligente, delgado, curvilíneo, sales con alguien guapo, soltero, tienes hijos o amas tu trabajo, vas a tener enemigos. Escuchas los comentarios sarcásticos, ves las miradas al azar o lees comentarios de odio debajo de tu publicación en las redes sociales. Sientes la tensión cuando intentas hablar de una victoria reciente con un amigo y luego te das cuenta de que hay personas rajando a tus espaldas.
La mayoría de la gente te dirá que simplemente ignores a tus enemigos. Dicen que es solo una parte de la vida con la que tienes que aprender a lidiar, especialmente si planeas hacer grandes cosas. Y si bien ese es un consejo es acertado y sólido, hay una manera de convertir a algunos de tus haters en amigos.
La magia de pedir un favor
La forma más rápida y sencilla de convertir a un enemigo en un amigo es pedirle un favor. Es una técnica de psicología bien investigada llamada efecto Ben Franklin. Cuando le pides ayuda a las personas a las que no les agradas, cambias su percepción de la relación y haces que te vean como un amigo en lugar de un enemigo.
Los favores son para los amigos. Por lo general, no le haces un favor a un enemigo o alguien que te desagrada profundamente. Todo tiene que ver con la disonancia cognitiva. Según la teoría de la disonancia cognitiva, existe una tendencia de las personas a establecer coherencia en sus creencias, valores y opiniones. Cuando las actitudes y los comportamientos se vuelven inconsistentes, se produce una disonancia.
El cerebro necesita eliminar la disonancia. Se comporta como un observador externo. Continuamente observa y evalúa tus acciones y luego inventa explicaciones de por qué haces lo que haces. La disonancia ocurre con mayor frecuencia en situaciones en las que un individuo debe elegir entre dos creencias o acciones incompatibles. Entonces, en este caso, la creencia razonable es que los favores son para los amigos. Cuando le pides un favor a un hater, creas una disonancia y el hater tiene que cambiar su percepción de ti para realizar la pregunta y eliminar la inconsistencia.
Pedir un favor también es una forma sutil de halago. El libro de Dale Carnegie “Cómo ganar amigos e influir en las personas” sugiere que pedir un favor permite que el que odia sienta que tiene algo que nosotros no. Nivela el campo de juego en su mente. También hace que el que odia se sienta admirado y respetado. Entonces no solo querrán ayudarte, sino que también comenzarán a verte de una manera diferente. El odio se disipa.
Convertir a los haters en amigos
Pedirle un favor a un enemigo requiere humildad y un poco de reflexión. El favor debe ser algo lo suficientemente pequeño como para pedirlo fácilmente, pero no tan trivial como para parecer más un insulto que un favor. Esto significa que debes considerar las fortalezas, debilidades, intelecto y nivel de habilidad de la persona a la que se lo estás pidiendo.
Si se trata de alguien que no conoces, pregunta de forma sencilla. Pedir prestado cambio en la máquina del café, pedirles ayuda con una aplicación de tu móvil o pedirle que te recomienden un restaurante u otro establecimiento son excelentes favores que pedir.
Cuando pidas el favor, recuerda asegurarte de que parezca que realmente necesitas el favor y valoras la ayuda de su persona. Mantén un tono humilde y un lenguaje corporal abierto. Y asegúrate de expresarle tu aprecio y gratitud por su ayuda.
Esta técnica no es solo para los que nos odian. Funciona bien con personas que quizás no conozcas bien, como un compañero de trabajo, un conocido e incluso tu amor secreto. La simple acción, pedir un favor pequeño y razonable, puede ser el catalizador que transforme a un enemigo en un amigo.
Experimentar el odio mientras trabajas para convertirte en tu mejor yo es inevitable. Convertir a todos los que nos odian en amigos no es un objetivo práctico, pero puedes hacerte amigo de algunos. Simplemente bajarse un poco los pantalones y pedir ayuda en forma de favor es el primer paso para cambiar a haters en amigos.