“La vida es un 10% de lo que te pasa y un 90% de cómo reaccionas ante ella.”
Algunos de vosotros conoceréis esta famosa cita Charles Swindoll. Swindoll, hace hincapié en la importancia de nuestras actitudes ante la vida y de cómo cada mañana cuando nos despertamos, tenemos la opción de cual va a ser la actitud que vamos a elegir para encarar el día a día.
Para Swindoll, las actitudes son “más importantes que los hechos”, “más importante que el pasado, que la educación, que el dinero, que las circunstancias, los fracasos o los éxitos.” Nuestras actitudes están por encima y son más importantes que lo que las personas piensan, dicen o hacen, “que la apariencia, talento, o habilidad “. Según Swindoll, nuestra actitud puede “hacer o deshacer una compañía, una familia…”.
Nuestras actitudes dan forma a nuestros sentimientos, creencias y muy a menudo a nuestros comportamientos. Nuestras actitudes, a veces indiferentes, son positivas o negativas. Éstas juegan un papel importante en la vida, la cual puede ser inmensamente dura en determinados momentos. Determinadas cosas y acontecimientos suceden en cualquier momento y eso, no podemos controlarlo.
Algunos, aceptarán la dura realidad de sus situaciones culpando de sus circunstancias a otros, tratando de tapar así sus meteduras de pata. Es decir, consideran circunstancias y resultados como la misma cosa. Toman decisiones precipitadas bajo la sombra de las emociones. Decisiones de las cuales se arrepentirán más tarde.
Otros lo ven de otra forma. Este grupo se rebela ante la dura realidad. Son personas singulares. Lo logran a pesar de. A pesar de lo que les ha sucedido, de su pasado y de sus dificultades. Superan enfermedades crónicas, discapacidades o injusticias (entre otras cosas). Se superan a pesar de la adversidades. ¿Por qué?
Porque admiten la situación y saben cual es la actitud que deben tomar. Y esto es así cada uno de los días. Tienen una mentalidad positiva, y mucho se puede decir de tener siempre una mentalidad positiva. De hecho, los estudios han demostrado que la percepción por otros de nuestra edad, tienen un impacto directo en nuestra expectativa de vida.
También reconocen situaciones que han vivido en el pasado y saben que es lo que tienen que hacer. Tienen control sobre sus emociones. Superan las dificultades a pesar de sus situaciones.
Algunos ejemplos de personas famosas que han resurgido de sus cenizas
1.- El presidente americano Benjamin Franklin tuvo que dejar el colegio a la edad de 10 años porque sus padres no podían permitírselo. Esto no le impidió educarse a sí mismo.
2.- Thomas Edison fracasó muchas veces (no está claro pero se cree que entre 1.000-10.000 veces) antes de crear la bombilla. ¿Te imaginas un mundo sin bombillas?
3.- La guapa actriz Charlize Theron fue testigo a los 15 años de como su madre disparó a su padre, que era alcohólico en un acto de defensa. Esta experiencia traumática no la detuvo para convertirse en la primera actriz sudafricana en ganar un Oscar.
4.- Richard Branson (fundador y propietario de Virgin) tiene dislexia. En el colegio siempre sacó muy malas notas. Sin embargo, ha conseguido el mega éxito.
5.- El también actor Jim Carrey, abandonó el colegio para mantener a su familia cuando tenía 15 años, e incluso estuvo viviendo en una caravana porque no tenía casa. Esto no le impidió lograr su sueño de convertirse en cómico.
6.- La primera novela de Stephen King fue constantemente rechazada por todas las editoriales. Su esposa recuperó un manuscrito, y le insistió a terminarlo. Se han vendido 350 millones de copias de sus libros en todo el mundo.
7.- Amancio Ortega empezó a trabajar como dependiente a la edad de 14 años en una conocida cadena de tiendas y hasta 1975 no creó su primer Zara. El resto de la historia ya la conocemos todos.
Y por último, somos responsables de nuestra propia vida
“Yo soy el responsable. Aunque puede que no sea capaz de impedir que ocurra lo peor, soy responsable de mi actitud hacia las desgracias inevitables que nos hicieron pasar por malos tragos. Suceden cosas malas; de cómo respondo ante esto, define mi carácter y la calidad de mi vida. Puedo optar por agachar la cabeza y rendirme ante mis circunstancias, o puedo optar por levantarme y luchar por el regalo más apreciado que tengo, la vida.” Walter Anderson
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