10 señales de que te ha criado una madre fuerte

Una madre fuerte no lo es sólo consigo misma. Te hace fuerte a ti también, e incluso más fuerte que a ella misma. No te enseñan lo que te enseña la sociedad. Te enseñan a ser tú misma y a ir a por lo que quieres. Sin ellas, no estarías donde estás hoy.

Aquí tienes 10 señales de que te ha criado una madre fuerte:

1. Siempre te aconseja a que digas lo que piensas

Una madre fuerte es honesta y directa. Enseña a sus hijos a ser igual. Valora y necesita la comunicación para transmitir su mensaje. Utilizas tus palabras y estás en contacto con tus pensamientos y sentimientos cuando creces con una madre fuerte.

2. No te dice lo que tienes que pensar, sino cómo tienes que pensar.

No te limita a memorizar lo que lees o aprendes, sino a que pienses sobre ello y tengas tu propia opinión. Una madre fuerte no le dice a su hijo lo que tiene que pensar, sino que le enseña a pensar. Eres experta en reunir información de diversas fuentes, la evalúas y llegas a tus propias conclusiones. Estás dispuesta/o a aprender y a cambiar de opinión y no tienes miedo de hacer preguntas. Está preparado a equivocarte e incluso a fracasar. Así es como se aprende.

3. Te recalca lo importante que es la formación

Una madre fuerte conoce la importancia de la formación en la vida. Sin ella seríamos como un papel en blanco. Y las mamás fuertes saben que la formación no es solo ir a un colegio caro o sacar buenas notas; es prestar atención, hacer preguntas, ser respetuoso, leer y expresarse a través de una alfabetización sólida.

4. Te enseña a esforzarte

Tu madre te ha enseñado con el ejemplo que si trabajas duro y te esfuerzas al máximo, los resultados llegarán. No importa cuántas veces te enfrentes a obstáculos y cuántas veces encuentres adversidades, que tú seguirás adelante. Una madre fuerte quiere que seas autosuficiente.

5. Valora la independencia financiera

Ser independiente y autosuficiente es un rasgo clave de una madre fuerte y ella se lo inculca a sus hijos. Enseña a trabajar duro y a gestionar tu economía. Para sobrevivir hay que tener autonomía financiera. Además de ganar tu propio dinero y no tener que depender de nadie, una madre fuerte te enseñará a defenderte en la cocina y a ser ordenado, a cuidar tu salud y a tener relaciones fuertes y valiosas.

6. Te da la confianza y seguridad en ti mismo para ser quien quieres ser

Sabes quién eres y lo que representas. Tener una madre fuerte te da la confianza y seguridad necesarias para ser quien quieres ser. Te vistes como quieres y no tienes miedo a expresarte. Buscas el conocimiento interesándote por el mundo que te rodea. Las madres fuertes animan a sus hijos a viajar, a conocer gente nueva, a tener experiencias diversas y a no tener nunca miedo de probar algo nuevo.

Madre e hijo

7. Te enseña a tener empatía

Uno de los rasgos más fuertes de las personas que han sido criadas por madres fuertes es su capacidad para sentir y mostrar empatía. Las madres quieren mucho a sus hijos, pero esta protección y afecto maternos se extienden a cualquiera que entre en sus vidas y en las de sus hijos. Las madres fuertes enseñan a sus hijos a ser amables y a mostrar cualidades humanistas.

8. Te enseña a unir a la gente

La importancia de la familia, la amistad y tu vecindario se pone de relieve cuando te cría una madre fuerte. Te enseña que necesitas a los demás y que ellos te necesitan a ti. El valor de la reciprocidad y la generosidad se ejemplifica y aprendes que con alianzas y conexiones fuertes, prosperarás.

9. Te enseña a ser ferozmente independiente

Aunque necesites a los demás y confíes en la importancia de las buenas relaciones, eres autosuficiente y puedes desenvolverte en el mundo sin necesitar la aprobación o el permiso de los demás. Puede pensar por tí mismo y tomar tus propias decisiones. Eres un líder y tomarás a los demás bajo tu protección, como hizo tu madre contigo.

10. Ella te dice que o te rindes o lo cambias

Ser criado por una madre fuerte significa que tienes una mente más amplia. No haces juicios de valor y tu predisposición a aprender, empatizar y mantenerte resistente te obliga a aceptar la mayoría de las situaciones. No te quejas. O aceptas de verdad las circunstancias o las cambias.

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