Para las personas preocupadas por su salud, el cáncer puede ser una gran preocupación. Es una de las principales causas de muerte en países de todo el mundo al igual que el desgaste emocional y físico que produce. Y a pesar de los muchos e importantes avances de las últimas décadas, la mayor parte del tratamiento contra el cáncer se sigue centrando en la radioterapia o en la quimioterapia, y estos tratamientos pueden conllevar riesgos.
Sin embargo, la buena noticia es que existen sencillas elecciones de estilo de vida que todo el mundo puede hacer para reducir el riesgo de cáncer. Una de estas opciones es una dieta que contenga los siguientes alimentos anticancerígenos.
Las crucíferas son alimentos anticancerígenos
Las verduras crucíferas son una familia de alimentos entre los que se encuentran el brócoli, la coliflor y la col rizada. Son uno de los mejores grupos de alimentos anticancerígenos que se puedes consumir para seguir una dieta anticancerígena.
¿Por qué? Tienen compuestos que contienen azufre llamados sulforafanos que, en múltiples estudios de laboratorio, se ha descubierto que aumentan la capacidad del cuerpo para luchar contra el cáncer, además de eliminar las sustancias que lo causan y dirigirse específicamente a las células cancerosas. Las crucíferas se han estudiado para varios tipos de cáncer, como el de hígado, piel, estómago y vejiga.
Frutos del bosque (fresa, frambuesas, arándanos, granadas, grosella roja, cerezas, guindas y moras)
Los frutos del bosque son otro grupo de alimentos con propiedades anticancerígenas demostradas y son francamente una de las formas más deliciosas de disfrutar de una dieta anticáncer. Los miembros de este ilustre grupo (fresas, las cerezas, los arándanos…), son algunas de las fuentes más ricas en compuestos antioxidantes como las antocianinas.
Las antocianinas son las sustancias químicas que dan color a estos frutos, pero también son bien conocidas por su capacidad para combatir el cáncer al reducir el flujo sanguíneo a los tumores malignos y favorecer la muerte de las células cancerosas. Se ha comprobado su eficacia contra el cáncer de esófago, colon y piel.
Las liliáceas
La familia de las liliáceas la componen alimentos como la cebolla, el ajo, el cebollino y el puerro, y no sólo aportan un gran sabor a la comida, sino que también contienen un compuesto llamado alicina, que además tiene fuertes propiedades antioxidantes y, en diversos estudios clínicos, se ha demostrado que la alicina combate el cáncer al impedir que las sustancias cancerígenas dañen el organismo y que las células cancerosas se multipliquen. Los miembros de la familia del allium han sido estudiados por sus efectos beneficiosos sobre el cáncer de esófago, estómago y colon.
Tomates
Los tomates fueron traídos a Europa desde Norteamérica durante la colonización y ahora se encuentran en una gran variedad de cocinas del Nuevo y del Viejo Mundo. No sólo son fáciles de añadir a una gran variedad de platos, sino que, debido a sus altos niveles de un compuesto antioxidante llamado licopeno, también son una parte importante de una dieta contra el cáncer. El licopeno es capaz de reducir el estrés oxidativo en las células de todo el cuerpo y prevenir los cambios celulares que pueden conducir al cáncer. Ha demostrado ser beneficioso tanto para el cáncer de próstata como para el de endometrio.
Verduras de hoja verde
Espinacas, la col rizada, las acelgas y otras verduras de hoja verde. Estas verduras de hoja verde son increíblemente versátiles, funcionan bien en ensaladas, sopas, platos de pasta y guisos, y también proporcionan beneficios anticancerígenos. Esto se debe a su mezcla única de compuestos antioxidantes como la luteína, vitaminas como el folato y mucha fibra dietética. Los estudios han demostrado que las dietas ricas en licopeno están relacionadas con un menor riesgo de cáncer de boca y garganta.
Evidentemente, no existe una solución milagrosa contra el cáncer. Pero los estudios sobre los alimentos anticancerígenos enumerados anteriormente forman parte de un conjunto cada vez mayor de pruebas que demuestran que los alimentos que se eligen pueden ayudar a reducir el riesgo de desarrollar esta grave enfermedad. Sus combinaciones de fibra, vitaminas y minerales y compuestos antioxidantes parecen tener beneficios reales.