Señales de que pareces mala gente pero en realidad tienes buen corazón

La gente tiende a aparentar lo que no son para demostrar que es fuerte y dura. Este tipo de apariencia intimidatoria puede asustar a ciertas personas a las que les habría encantado apreciar quién eres de verdad. Pero por otro lado, tener buen corazón es en realidad una cualidad atractiva que acerca a la gente a ti.

Es posible distinguir a alguien que tiene buen fondo pero que aparenta ser un ogro. La gente puede decirte que eres maleducado o un insensible, pero tú sabes que no es cierto. He aquí algunas señales con las que puedes identificarte.

No sonríes a menudo

Tienes un aspecto serio. Aunque esto puedas parecer frío o poco atractivo, no es lo que eres. Simplemente no quieres que se aprovechen de ti o intentas saber con quién estás tratando antes de abrirte con una actitud alegre. Sí, los demás pueden considerarlo incómodo, pero tú has comprendido que tu aspecto te ha ayudado en el pasado a juzgar mejor a quienes te rodean.

No pides ayuda a los demás, sino que te muestras independiente.

No quieres ser una carga para el tiempo o los recursos de los demás, así que consigues tranquilamente la independencia y vives en un capullo que establece esa imagen de defensivo. Puedes dar, pero como la gente ve que siempre haces las cosas por ti mismo, sienten que no los necesitas a tu alrededor. No es que no te guste el apoyo de los demás o que no ofrezcas el tuyo, es que eres más meticuloso en tu trato con los demás. A fin de cuentas, esto podría implicar que sólo das a los demás cuando es necesario.

No haces promesas ni te comprometes, pero siempre das algo de ti mismo

No acostumbras a hacer promesas ni a asegurar las cosas. Puede parecer que no te importa lo que la otra persona te propone o solicita, pero prefieres pasar a la acción en lugar de hacer promesas. Esta acción puede ser muy selectiva.

Esperas lo mejor, pero sabes que la vida es injusta

No hay nada interesante o fascinante en ciertos compromisos que tenemos que hacer o en las pérdidas que tenemos que soportar. Miras la vida desde un ángulo muy realista y la ves tal como es. Esto no significa que no tengas esperanzas, que no esperes lo mejor o que no estés dispuesto a contribuir al mundo que te rodea.

Sigues tus instintos en lugar de intentar complacer a los demás.

Haces las cosas espontáneamente. No eres convencional. En cambio, te encanta aplicar los principios a tu manera y trazar un camino que te resulte agradable. A veces, esta forma de actuar no sienta bien a los demás, pero es tu manera de hacer las cosas.

Tienes pocos amigos, pero sólo los que te importan

No te metes en los asuntos de los demás porque sólo te interesan las relaciones de calidad. No es que no te importen, es que simplemente respetas la vida privada de las personas y no quieres involucrarte en sus luchas.

Prefieres decir la verdad y herir a los demás, que decir una mentira para protegerlos

La verdad puede doler, pero eres auténtico hasta la médula. Prefieres seguir las reglas simplemente para asegurarte de que los demás las cumplen, que mentir para protegerlos. Quieres lo mejor para los demás, aunque no sea gratificante personalmente porque los demás te consideren fuera de lugar por ser tan franco. Buscas lo correcto.

Perdonas, pero no olvidas

La gente cree que después de haber cometido un error o de haberte hecho daño, puede seguir repitiendo el mismo proceso y ganándose tu simpatía. Aunque puedes perdonar y olvidar los errores del pasado, asegúrate de utilizar ese conocimiento para juzgar a esas personas en el futuro. Puedes perdonar, pero siempre recuerdas el daño y por qué deberías ser más precavido en el futuro.

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