Todos sabemos lo que significa sentir verdadera confianza y conocerte bien a ti mismo. Pero, ¿los entendemos tan profundamente como creemos?
La verdadera inteligencia social proviene de la confianza en uno mismo y de conocerse hasta un punto en el que uno se siente cómodo interactuando en sociedad a un nivel maduro. Hay ciertas cosas que las personas socialmente inteligentes hacen bien y que están a una kilómetros de distancia de los hábitos molestos de quienes no tienen tanta habilidad social. Sigue leyendo y comprueba si reconoces alguno de estos rasgos de las personas socialmente inteligentes.
Nunca interrumpen
Las personas seguras de sí mismas saben escuchar. No sienten la necesidad de interrumpir a otra persona, simplemente porque se sienten cómodas y tranquilas esperando su turno. No hay ansiedad por forzar la situación: confían en lo que van a decir y saben que no hace falta decirlo enseguida para que valga la pena.
No presuponen lo que los demás quieren decir
Las personas socialmente inteligentes hacen preguntas si necesitan comprender mejor un tema. No dicen directamente lo que creen que los demás están diciendo, sino que dan tiempo a los que hablan en ese momento para que digan lo que quieren decir, sin pensar que sus ideas son correctas al instante.
No juzgan a los demás para demostrar que tienen razón.
Un buen signo de madurez emocional es comprender nuestras diferencias. Juzgar a otra persona porque no piensa como tú, no es socialmente inteligente. Pero tener una actitud de aceptación y abrir tu mente sí lo es.
No se esfuerzan por convencer a los demás, simplemente dicen lo que piensan educadamente
Este es un muy buen indicador de que una persona es socialmente inteligente y tiene confianza y fe en sí misma. No sienten la necesidad de convencer a los demás de sus opiniones, o simplemente de su persona en general. Tienen la suficiente confianza en sí mismos como para saber que su verdad es su verdad y que lo que piensen los demás, educadamente, no es asunto suyo.
No desmerecen los sentimientos de los demás, sino que se muestran comprensivos.
La inteligencia social implica comprensión, paciencia y respeto. Los sentimientos de una persona son los sentimientos de una persona. Surgen de algún sitio y son lo que son. Cómo reacciona una persona ante esos sentimientos es otra cosa totalmente distinta, pero una persona inteligente no despreciará los sentimientos de alguien sólo porque le convenga hacerlo.
Saben que la comprensión es una forma madura y sana de abordar una situación para obtener un resultado productivo y pacífico. No necesitan hacer que los demás se sientan menos para sentirse más importantes de lo que son: ya saben que lo son.
No se sienten inseguros por tener voz, están tranquilos y escuchan pacientemente.
Saben que la asertividad es en realidad la mejor manera de afrontar las cosas, no la ira o la agresión pasiva disfrazada de asertividad. Las personas socialmente inteligentes son seguras y confían en lo que quieren decir, pero también saben cómo utilizar su voz. Saben escuchar, participar y mantener una conversación con confianza y determinación, en lugar de actuar de forma infantil y sólo bajo emociones.