Todos tenemos que trabajar. Con ello mantenemos a nuestras familias, nuestras necesidades… Sin embargo, las estadísticas demuestran que existe una peligrosa incapacidad no sólo para saber cuándo desconectar del trabajo, sino también para entender cómo puede estar afectando a nuestra salud trabajar demasiado y no llevar una vida equilibrada. He aquí algunas señales de que puedes estar trabajando demasiado y no eres consciente:
1. Problemas de salud
Las dolencias relacionadas con la salud pueden abarcar desde problemas de salud mental hasta otros problemas físicos como la obesidad. Comes demasiado y no lo quemas. Las articulaciones se vuelven tan rígidas que ni siquiera puedes permitirte hacer ejercicio con fluidez.
2. Problemas cognitivos
Es posible que tenga problemas de memoria. Siempre se te olvidan cosas que la gente te ha dicho hace unos minutos.
3. Malas relaciones interpersonales
Tus relaciones con familiares y amigos se han distanciado un poco. Tienes poco tiempo para estar con ellos. Cuando por fin quedas con ellos o comes con ellos, tu cabeza no puede dejar de pensar en cosas relacionadas con el trabajo. Ese estrés pone una barrera entre tú y tus seres queridos.
4. Tienes que llevar trabajo inacabado a casa
Eres incapaz de diferenciar entre tiempo de trabajo y tiempo de ocio a medida que aumenta tu carga de trabajo. No puedes dejar de pensar en tu trabajo aunque estés de vacaciones.
5. Siempre te notas cansado
Puede que te cueste despertarse por las mañanas, que tenga una dependencia excesiva del café o que te cueste concentrarte. Sientes que has envejecido al menos 10 años en sólo un año.
6. Dominado por pensamientos negativos
Las pequeñas cosas pueden irritarte aunque no quieres estar así.
7. Menor nivel de satisfacción
Puede que te resulte más difícil sentirte satisfecho con las cosas que solías hacer. Esas cosas parece que no te motivan y a veces dudas del sentido de toda tu vida.
8. Te frustras con facilidad
Te irritas con facilidad y te sientes frustrado con muchas cosas.
9. Bajo rendimiento en el trabajo
Tu profesionalidad y experiencia pueden estar bajando de su mejor nivel. Sigues esforzándote pero el rendimiento ya no es el mismo, ya que tu cuerpo no puede soportar una carga de trabajo tan excesiva.
10. Autocontrol más débil
Puede que te des por vencido con más facilidad porque te sientes desinflado o desbordado.
Cuidado con la “prueba social”
Hacer horas extra parece haberse convertido en algo habitual para muchos trabajadores hoy en día. Desgraciadamente, ahora es habitual recibir una llamada telefónica diciendo que tu amigo no puede quedar contigo porque sigue en la oficina. Hay varias razones para ello, y las presiones juegan un papel importante. Puede que te sientas culpable por irte cuando aún queda trabajo por hacer, o cuando otros han dejado trabajo que hay que hacer. Puedes sentirte culpable de que otros se queden cuando tu sales por la puerta. Esta susceptibilidad se denomina «Prueba Social».
Para evitarlo, siempre debemos ser conscientes de nuestros derechos y de lo que queremos y nos corresponde. Si lo que has firmado es trabajar hasta un determinado momento, trabaja hasta ese momento y hazte el propósito de marcharte entonces. Practica esto. Este es el trabajo para el que te contrataron y lo estás haciendo. Si se te pide que hagas más, debe acordarse antes y no después. No estás haciendo nada malo.
Prueba «diferente» en lugar de «más duro»
Cuando te esfuerzas demasiado, dejas de disfrutar. Y aunque no siempre amamos el trabajo, no deberíamos aborrecerlo. En lugar de esforzarte demasiado, prueba algo diferente. Prueba distintas formas de emplear tu tiempo en lugar de pasar tanto tiempo en el trabajo. Ten objetivos concretos en mente. En lugar de decir: «Me quedaré en el trabajo hasta que termine», puedes decir: «Voy a terminar las partes más difíciles ahora y, cuando vuelva por la mañana, será pan comido». De este modo, podrás terminar a una hora razonable y disfrutar de tu tiempo libre con menos estrés.