La definición del término «zona de confort» es diferente para cada uno de nosotros. Mientras que a algunos les encanta perseguir grandes aventuras para tener una vida plena, otros son más tranquilos a la hora de perseguir sus objetivos. Es comprensible que no estés dispuesto a perseguir tus objetivos y dejar de hacer lo mismo cada día, quizá porque te asusta hacer el ridículo o no te atreves a asumir riesgos por una ansiedad excesiva. Sin embargo, hay veces en las que simplemente tienes que salir de esa zona restrictiva y hacer lo necesario para vivir una vida con menos arrepentimientos. La vida va rápido.
He aquí algunas señales que te ayudarán a darte cuenta de que es necesario que salgas de tu zona de confort.
1. Eres infeliz y no sabes por qué
Por increíble que parezca, todo lo que te rodea funciona como debería; sin embargo, todavía sientes que quieres más de la vida. No eres feliz porque las cosas son ordinarias y habituales. Tu cuerpo quiere algo diferente, tal vez una nueva experiencia o un nuevo reto.
2. Dudas de ti mismo
No sabes lo bueno o capaz que eres. De alguna manera, esto te lleva a dudar de ti mismo y a hablarte negativamente. Ciertamente, te encantará encontrar satisfacción en los retos que te pueden deparar las nuevas aventuras, lo que ocurre es que no sabes si estás a la altura o si puedes lograr lo que tienes ante ti.
3. Procrastinas a menudo
Sigues esperando a que las cosas sean perfectas para pasar a la acción. Sin embargo, las cosas nunca son perfectas. Simplemente hay algo que te frena por dentro y no estás dispuesto a hacer nada al respecto. En su lugar, inventas excusas y te quejas de que no es el momento adecuado. Siempre te dices a ti mismo que «algún día» terminarás ese libro que siempre has estado deseando escribir, o que viajarás a otro país, o que «algún día» aprenderás otro idioma.
4. No recuerdas la última vez que probaste a hacer algo nuevo, distinto
Hace tiempo que no te planteas ningún reto. Llevas tanto tiempo haciendo lo mismo que no recuerdas la última vez que tuviste ese subidón de adrenalina al hacer algo nuevo y que deseabas. No es que no te gusten los retos, pero te has relajado tanto en tu zona de confort que estás tranquilo viendo pasar el mundo y sus actividades.
5. Rara vez entablas conversación con desconocidos
No conoces a gente nueva. Te preocupa expresar tu opinión. No quieres oir una respuesta diferente a la que ya has estado oyendo durante un tiempo.
6. Dices «No» cuando te piden que hagas algo nuevo
Cualquier cosa que no suene con lo que estás haciendo actualmente te parece arriesgada. Eres negativo ante cualquier nueva perspectiva que esté fuera de tu área de interés. Te encantaría que la tarea se delegara en otra persona que no fueras tú porque realmente te resulta confusa.
8. Utilizas constantemente palabras como «si» y «cuando».
Pareces utilizar palabras negativas como «no puedo» o «no quiero». Realmente no sabes el impacto que pueden tener las palabras que utilizas para mantenerte en una zona de confort. Podrías usar palabras como «si» y «cuando», en lugar de «debería», «podría» o «soy». No deberías estancarte utilizando palabras negativas que no te saquen de tu zona de confort, porque estas palabras se centran en los riesgos y te limitan al punto exacto en el que te encuentras ahora.