La historia se repite.
Me surgió un viaje largo de forma imprevista, y decidí cambiar los neumáticos delanteros que, aunque estaban para pasar la ITV, ya metían ruido al coche, y las vibraciones hacían que los amortiguadores sufriesen más. Pregunté en mi taller de confianza, pero no disponían del modelo que suelo usar, por lo que tenían que encargarlos, y no daba tiempo a montarlos antes del viaje.
Ante esta situación, decido preguntar en Norauto Castellón, donde sí disponían del modelo y tamaño concreto de cubierta que necesitaba. Yo no hubiese llevado nunca mi coche a este sitio a hacer una revisión, puesto que nunca me han dado confianza, pero cambiar un par de ruedas es algo tan sencillo que creí que estaría a su altura. Me equivoqué, como podréis leer más adelante.
Antes de seguir quiero indicar que mi padre tenía un taller mecánico, y yo a los dieciocho años ya tenía mas horas de taller que cualquiera de los “aprendices de becario” que tienen contratados en Norauto. Después, fui a la universidad y ahora tengo dos títulos de ingeniería, y trabajo en el sector del mantenimiento industrial desde hace ya unos cuantos añitos. Por tanto, algo sé del tema.
Continuemos, en Norauto me hacen un presupuesto en el que, sin haber mirado el coche, incluyen la alineación de las ruedas. Les explico que la alineación no era necesaria, puesto que el desgaste de las ruedas viejas se ha hecho de forma regular en toda su superficie y los neumáticos no están taqueados, lo cual es indicativo de una alienación correcta. Después de insistir mucho, consigo que redacten la orden de trabajo sin incluirla. PRETENDÍAN ENGORDAR LA FACTURA INCLUYENDO UNA ALINEACIÓN SIN VERIFICAR SI ERA NECESARIA.
Dejo el coche en el taller, y una hora más tarde me llaman al móvil, diciéndome que el líquido de frenos está para cambiar, a lo que yo respondo que el coche ha pasado la revisión general 32 días antes. Insisten e insisten, poniendo en duda la profesionalidad de mi mecánico de confianza, y diciendo que hay que cambiarlo “por seguridad”. Me niego en redondo. No solamente ME TRATAN DE ENGAÑAR, sino que están MANIPULANDO ELEMENTOS DE SEGURIDAD DE MI COCHE SIN AUTORIZACIÓN, puesto que esos trabajos implican manipular los bombines o abrir el vano motor y toquetear por allí, cosa que NO ESTABA INCLUIDA EN LA ORDEN DE TRABAJO QUE YO HABÍA AUTORIZADO. Esto me alarmó bastante: ¡a saber en qué cosas más han estado hurgado esos inútiles!
Diez minutos más tarde, me llama OTRO de los becarios de Norauto para decirme que hay que cambiar los discos de freno. Vuelvo ha decirle que han pasado la revisión un mes antes, y que yo mismo los he revisado, y que están en perfectas condiciones de uso. Vuelve a insistir con el tema de la “seguridad”. Parece ser que como antes no habían conseguido asustarme, insisten con cosas más graves, Y MÁS LUCRATIVAS PARA ELLOS.
Supongo, que pretendían que, A BASE DE METERME MIEDO, les autorizase a cambiar cualquier cosa, poniéndome un RECAMBIO DE CUALQUIER PROCEDENCIA, Y COBRANDO LO QUE LES DIESE LA GANA PUESTO QUE NO HUBIESE HABIDO PRESUPUESTO POR ESCRITO. Eso sí, dándoles infinitas gracias por velar por mi “seguridad”. ¡Timado, pero feliz!
Cuando recojo el coche cubro una hoja de reclamaciones explicando el caso.
Al recoger mi coche veo lo poco finos que son trabajando los becarios-asustaviejas de Norauto. Las llantas están muy manchadas con grandes pegotes del lubricante que se usa para encajar la cubierta. ¡NI CAMBIAR UNOS NEUMÁTICOS HAN SABIDO HACER BIEN!. ¡Como para dejarles que te hagan algo más complicado!
No se os ocurra pisar Norauto, el personal tiene una cualificación profesional muy baja, y, además, tratarán de engañaros para inflar la factura realizando trabajos innecesarios. Eso sí todo por la seguridad... DE SUS PROPIOS BOLSILLOS.